Esta obra de Daron Acemoglu y James A. Robinson consta de quince
capítulos en los que, basándose continuamente en la explicación de las
instituciones inclusivas y extractivas, nos habla del origen del poder, la
prosperidad y la pobreza.
Las instituciones económicas inclusivas, como las de Estados
Unidos o Corea del Sur, permiten y alientan
la participación de la mayoría de las personas en actividades económicas y
políticas, creando incentivos para promover la innovación y el espíritu
emprendedor de la sociedad. Otras características de las instituciones
inclusivas son la seguridad de la propiedad privada, la libertad para firmar
contratos y dar entrada a nuevas empresas y dejar que cada persona elija
la profesión a la que desea dedicarse.
En contraste, las instituciones extractivas concentran el poder en manos de una estrecha
élite y como su nombre indica, extrae los recursos del resto de la sociedad
para su beneficio propio. En este tipo de instituciones la propiedad
privada no existe, ni se utiliza el poder del Estado para proporcionar
servicios públicos que fomenten la prosperidad.
Imagen nocturna por satélite de Corea del Norte (apagada) y Corea del Sur (más encendida). Imagen original aquí. |
Para ejemplificar esto, los autores recurren
al caso de las dos Coreas, separadas desde 1950. En Corea del Norte, los
adolescentes crecen en la pobreza, sin iniciativa empresarial, ni creatividad
ni una educación adecuada para prepararlos para el trabajo cualificado. Gran
parte de la educación que reciben en la escuela es pura propaganda, destinada a
dar apoyo a la legitimidad del régimen, hay pocos libros, y por supuesto tampoco
ordenadores. Al acabar los estudios, todos están obligados a pasar diez años en
el ejército. Estos adolescentes saben que no podrán ser propietarios, ni crear
una empresa para ser más prósperos, lo que provoca que mucha gente se dedique
ilegalmente a actividades económicas privadas para ganarse la vida.
En cambio, los de Corea del Sur reciben una
buena educación y tienen incentivos que los animan a esforzarse y a destacar en
la profesión elegida. Este país posee una economía de mercado basada en la
propiedad privada. Los adolescentes de Corea del Sur saben que, si tienen éxito
como emprendedores o trabajadores, un día podrán disfrutar de las ganancias
obtenidas de sus inversiones y esfuerzos; pueden mejorar su nivel de vida y
comprar coches, casas y atención sanitaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario